COVID-19
– junio 3 2020
Niñas, niños, adolescentes y jóvenes, las víctimas invisibles de la crisis del COVID-19 en América Latina.
América Latina ha sido declarada el nuevo epicentro de la pandemia mundial del COVID-19. Con sistemas de salud débiles, economías informales y altos niveles de desigualdad, la crisis presenta un desafío sin precedentes para las familias con dificultades. Los niños y las niñas son especialmente vulnerables y sus familias corren el riesgo de colapsar si no se toman las medidas necesarias a tiempo.
Aldeas Infantiles SOS señala que nueve de cada diez niños de entre tres y cuatro años en América Latina y el Caribe están expuestos al menos a uno de estos factores de riesgo: abuso emocional, violencia doméstica, maltrato, negligencias, falta de educación temprana o atención inadecuada. Debido al COVID-19, es probable que la situación empeore a medida que las medidas de aislamiento y la falta de ingresos aumenten el riesgo de abuso infantil y violencia en el hogar.
"Los nuevos factores de estrés en los padres y cuidadores que han perdido sus trabajos y, con ello, su principal fuente de ingresos, aumentan el riesgo de que los niños pierdan el cuidado parental", dice Fabiola Flores, directora internacional de Aldeas Infantiles SOS en América Latina. "En una región donde las tasas de violencia doméstica son alarmantes, el estrés emocional puede incrementar los casos de violencia".
Con más del 95% de niñas y niños que no van a la escuela debido a la crisis sanitaria y solo un pequeño porcentaje con acceso a la educación online, existe un mayor riesgo de que se retrasen e incluso abandonen la escuela. No asistir al colegio también significa que alrededor de 80 millones de niñas y niños en América Latina se hayan quedado sin sus comidas escolares. Para algunas familias, la presión de tener la alimentación adecuada cada día para sus hijos también puede ser difícil de superar en tiempos de crisis.
"Los niños se están convirtiendo en las víctimas ocultas de esta pandemia, que lamentablemente tendrá repercusiones a corto y largo plazo que afectarán su salud, bienestar, desarrollo y perspectivas de futuro", asegura Fabiola Flores.
Sistemas de salud débiles y economías informales
La cobertura del sistema de salud en América Latina y el Caribe está altamente segregada según los niveles de ingresos de los hogares. Según la Organización Mundial de la Salud, el 30% de la población no tiene acceso a los servicios de salud debido a sus limitaciones financieras y geográficas. En comparación con los países desarrollados, los gobiernos de América Latina han invertido tres veces menos en los sistemas de salud pública.
Para agravar esta crisis sanitaria, hay 140 millones de latinoamericanos que tienen empleos informales que se verán duramente afectamos por la pandemia, poniendo en peligro el bienestar de millones de familias latinoamericanas. Esto, combinado con sistemas sanitarios débiles, dejará a muchas personas en situación de vulnerabilidad y en riesgo, explica la directora internacional de Aldeas Infantiles SOS en América Latina.
"Sin ninguna otra fuente de ingresos y sin políticas sociales que ayuden a compensar la pérdida de empleos, esta crisis obliga a millones de personas a exponerse al virus para poder proporcionar alimentos a sus familias", indica Fabiola Flores. Por eso, desde Aldeas solicitan que los gobiernos y las administraciones públicas apoyen a las familias en estos momentos de crisis.
Por su parte, Aldeas Infantiles SOS brinda ayuda asistencial, educativa, y apoyo emocional y psicosocial a las niñas, niños y a las familias en riesgo, y ofrece un cuidado alternativo de calidad cuando la niñez está privada del cuidado parental.
"Es fundamental que apoyemos a las familias para evitar violaciones de los derechos del niño, así como para brindarles una atención alternativa de calidad cuando no hay posibilidad de que se queden con sus familias", dice la portavoz de la organización en América Latina.
Desafíos principales
Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia, solo superado por los Estados Unidos. Con el primer caso identificado a finales de febrero, el país se enfrenta a tasas alarmantes de contagios y muertes, mientras que el Gobierno sigue sin declarar la emergencia y sin imponer medidas de distanciamiento social. "Aldeas Infantiles SOS de Brasil ofrece apoyo emocional y atención directa a las necesidades inmediatas de miles de familias", explica Alberto Guimaraes, Director Nacional de Aldeas Infantiles SOS en el país.
"A medida que la crisis crece, nos preocupa el aumento del desempleo y las consecuencias inmediatas para las familias a la hora de cubrir las necesidades básicas de los niños, así como el retraso en su educación debido a la falta de acceso a las herramientas tecnológicas adecuadas", explica Guimaraes. "En el futuro, debemos trabajar para ayudar a los padres y cuidadores a reintegrarse en el mercado laboral, así como para mejorar el acceso de las niñas y niños a la educación y ayudar a jóvenes brasileños a adquirir una adecuada capacitación laboral y el consiguiente acceso al empleo", añade.
Según la organización, el principal desafío a corto plazo es llegar a las familias durante el confinamiento. Con un enfoque mixto entre llamadas telefónicas y visitas ocasionales, dependiendo de las restricciones de cada país, Aldeas Infantiles SOS proporciona apoyo emocional mientras responde a las necesidades básicas de las familias vulnerables.
"Debemos apoyar a las familias con artículos de higiene y suministros de alimentos, pero también debemos tener en cuenta el desarrollo a largo plazo de los niños y las niñas", señala Fabiola Flores. "Estamos tratando de repensar y de innovar en la forma en que apoyamos a las familias a la vez que nos adherimos a nuestros estándares de calidad en la protección y el cuidado de los niños", concluye.